Los signos y síntomas más frecuentes entre los casos fallecidos con información clínica completa (73) fueron: fiebre, cefalea, mialgias, diarrea y dolor abdominal. En menores de 16 años (9), el 55% de los casos presentaron alguna manifestación gastrointestinal.
Fuente: Somos Télam
La curva nacional de casos de dengue se encuentra todavía en pleno ascenso, con una cantidad de personas infectadas desde el comienzo del año 11,3 veces mayor respecto al mismo período de 2023 y 79 personas fallecidas. Si bien en la región del NEA las nuevas infecciones ya comenzaron a bajar, a nivel país se espera que el pico se de en las próximas semanas, aunque especialistas indican que “decir una fecha exacta en la que los casos van a empezar a descender es hacer futurología”.
Una curva ascendente
“En lo que va de 2024 y como arrastre del fin de 2023 sin duda estamos viviendo una curva de incidencia de casos muy adelantada con respecto a la histórica, es decir, vemos que se adelantó prácticamente mes y medio o dos meses este aumento exponencial, que por lo general se ve entre mediados de marzo y mediados de abril”, describió a SomosTélam el médico infectólogo Tomás Orduna.
Según el último Boletín Epidemiológico Nacional, desde comienzo de año hasta el 9 de marzo se notificaron 102.898 casos de dengue (representa el 86% de los 120.007 casos registrados en lo que va de la temporada 2023/2024); esta cifra implica un aumento de 11,3 veces respecto a igual periodo de 2023, cuando se habían registrado 8.343 casos.
Sólo la semana del 25 de febrero al 2 de marzo de 2024 se notificaron 18.991 casos, superando el pico de 2023 que se había registrado la semana del 26 de marzo al 1 de abril. Y seguramente ésta no vaya a ser la semana de más notificaciones de esta temporada porque queda por delante un tiempo más de calor, con intensas lluvias de por medio.
“¿Cómo sigue? Desde el punto de vista de la presencia del Aedes aegypti, esto puede durar, por ejemplo, en el Área Metropolitana de Buenos Aires hasta fines de mayo, primeras semanas de junio. Por lo tanto, puede haber mucha transmisión todavía, así que saber cuándo va a estar la curva en su máximo, lo que se le dice el ‘pico’, para después amesetarse y comenzar a bajar es un hacer futurología”, indicó Orduna.
No obstante, agregó que “lo que sí sabemos es que si uno mira el comportamiento histórico de dengue podría ocurrir que la curva siga creciendo como mínimo hasta la primera quincena de abril y a partir de ahí comenzar a descender, pero insisto en que no se puede asegurar que vaya a ser así”.
El desglose de las cifras
Respecto a las personas fallecidas -hasta el 9 de marzo eran 79 en lo que iba de la temporada, de las cuales 69 fueron en 2024-, el infectólogo indicó que “hay una relación directa entre cantidad de casos y mortalidad; la OPS/OMS indica que un buen manejo de una epidemia de dengue no debería tener más de una persona fallecida por cada 2.000 casos notificados, eso da un 0,05% de letalidad. En Argentina estamos bastante cerca de ese número, en algún momento (como ahora) subió al 0,06 o 0,07%, pero el promedio ha estado cerca de 0,05%, es decir, dentro de los parámetros esperables de personas que pueden fallecer”.
Según el boletín epidemiológico, de las personas fallecidas en 2024, 17 residían en la provincia de Buenos Aires; 14, en Misiones; 13, en Chaco; 8, en Corrientes; 7, en Córdoba; 5, en Formosa y otras 5, en Santa Fe; 2, en Santiago del Estero; 4, en CABA; y 1, en Tucumán, San Luis, Salta, y Entre Ríos, respectivamente. La mayoría de las muertes ocurrieron entre finales de febrero y principios de marzo.
Los signos y síntomas más frecuentes entre los casos fallecidos con información clínica completa (73) fueron: fiebre, cefalea, mialgias, diarrea y dolor abdominal. En menores de 16 años (9), el 55% de los casos presentaron alguna manifestación gastrointestinal.
En cuanto a la distribución por sexo y edad, 43 casos corresponden a personas de sexo legal masculino y 36 al femenino, con una mediana de edad de 44 años. Sin embargo, los más afectados en términos de tasas de mortalidad son los mayores de 80 años seguidos por 70 a 79, 60 a 69 y 30 a 39, mientras que el mayor número de casos se presentó en personas de entre 30 y 49 años.
Estos números se traducen en cientos de personas que acuden diariamente a las guardias con síntomas de dengue, provocando demoras en la atención que pueden superar las cinco o seis horas de espera en casi todas las jurisdicciones que atraviesan fuertes brotes.
“Lo que estamos atravesando es una importante consulta por guardia, pero afortunadamente no estamos con tantas internaciones. En este momento, por ejemplo, no tenemos a nadie con dengue en terapia intensiva”, señaló por su parte a Somos Télam Martín Hojman, del servicio de infectología del Hospital Rivadavia.
El especialista describió entre las personas internadas algunas cursaban dengue por primera vez; otras, por segunda ocasión; pero la mayoría presentaba muchas comorbilidades, es decir, tenían enfermedades previas.
Hojman coincidió en que la curva de casos “probablemente continúe e incluso aumente mientras siga esta combinación entre lluvias y temperaturas elevadas”.
“Algunos aspectos están cambiando respecto a la epidemiología del dengue en Argentina, y uno de ellos es que en algunas regiones se detectó dengue todo el año; en particular esto se vio en el norte argentino lo que obliga a sostener las medidas preventivas todo el año no nada más que en el verano”, agregó por su parte Daniela Hozbor, doctora en Ciencias Bioquímicas e investigadora del Conicet.
La respuesta estatal
En este contexto, Orduna señaló que “los Gobiernos provinciales y municipales están trabajando fuertemente en la respuesta a la contingencia: organizan las guardias, insumos, triages de pacientes, laboratorios, internaciones en salas generales e intensivas. Se ve el trabajo de los Estados locales y provinciales”.
Y continuó: “Lo que no se ve es presencia del Estado nacional, no se ven campañas de prevención ni trabajo articulado con las provincias, tampoco sale el Ministro de Salud a dar información de ningún tipo; sólo se refiere al tema el vocero presidencial”.
En esta línea, desde la cartera sanitaria bonaerense, por ejemplo, indicaron que no hay trabajo articulado con la Nación.
El Ministerio de Salud bonaerense está realizando campañas de prevención en redes sociales y medios públicos.
En la ciudad de Buenos Aires, donde estos últimos días se registraban esas largas horas de espera tanto en la guardia como para hacerse los laboratorios, el Gobierno comunicó ayer que habilitó unidades de atención febriles específicamente para dengue en 18 hospitales públicos.
“El protocolo consta de cuatro pasos. Cuando el paciente llega a la unidad de atención se realiza la admisión con el empadronamiento. Luego pasa a una sala de espera, allí se realiza el examen clínico y, en caso de que se requiera, la hidratación local. (…) Luego se realizan los estudios de laboratorio: la extracción de sangre, para analizar los niveles de plaqueta y diagnosticar así el nivel de gravedad. Y dentro de las 48 hs se realiza una reevaluación de la persona”, señalaron en el comunicado.
Los hospitales son: Piñero, Durand, Rivadavia, Fernández, Pirovano, Enrique Tornú , T. Alvarez , Cecilia Grierson, Muñiz, Argerich, Zubizarreta, Santojanni, Ramos Mejía, Vélez Sarsfield, Rehabilitación Respiratoria María Ferrer, Penna, y los pediátricos Gutiérrez y Pedro de Elizalde.
El diagnóstico depende de las jurisdicciones. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, en algunos barrios o zonas se hace directamente por nexo epidemiológico y cuadro clínico; mientras que fuera de estos lugares es por test.
En la ciudad de Buenos Aires, hasta el momento, siempre se realiza el test ante síntomas compatibles por dengue; pero es algo que puede cambiar si los casos continúan en aumento.
Respecto a la escasez de reactivos para hacer estos test, una fuente consultada admitió que durante la última semana “hubo faltante en todo el mercado argentino lo que afectó tanto al sistema público de salud como al efector privado”.
En CABA, el lunes de esta semana se recibieron insumos y desde entonces se comenzó a normalizar la provisión en todos los Hospitales y Centros de Salud; en tanto que en Provincia de Buenos Aires también aseguraron que tienen reactivos.
Vacuna sí o no
La principal medida de prevención frente al dengue es erradicar al mosquito Aedes aegypti, que se reproduce fundamentalmente en el ámbito domiciliario y peridomicialiario en cualquier acumulo de agua.
“Dentro de las medidas de prevención, este año se suma la existencia de una vacuna que se aprobó hace unos meses en Argentina de la farmacéutica japonesa Takeda; se trata de una vacuna de dos dosis que debe darse con un intervalo mínimo de tres meses”, señaló Hozbor.
En la actualidad, esta vacuna no está contemplada en el Calendario Nacional. Algunas provincias definieron aplicarla, como Misiones o Salta a determinada población o en determinadas jurisdicciones con mucha incidencia de casos respectivamente.
En algunos casos la vacuna tiene una cobertura parcial de las obras sociales o prepagas; de lo contrario, puede costar entre 70.000 y 80.000 pesos por dosis.
“La vacuna de Takeda es una vacuna que ha sido aprobada en nuestro país para mayores de 4 años sin límite de edad, tal como hizo el Reino Unido y la Comunidad Europea, a diferencia de otros países donde el límite está en 60 años. Es una vacuna muy segura y desde el punto de vista de la eficacia el 61% de las personas vacunadas no van a tener cuadro clínico de dengue, pero lo más importante es que casi 90% va a estar protegido contra cuadros graves y hospitalizaciones”, indicó por su parte Orduna.
Y agregó que “el problema con la vacuna en este momento es el costo; esto puede generar una situación grande de inequidad entre aquellas personas que la puedan pagar y las que no”.
Ambos especialistas señalaron que al tratarse de una vacuna a virus vivo atenuado, no está indicada para embarazadas ni personas inmunosuprimidas.
Los síntomas a tener en cuenta
“El dengue normalmente cursa con pocos síntomas o es asintomático; en caso de que se presenten síntomas, lo más característico es la fiebre, el dolor articular, decaimiento y dolor detrás de los ojos, este periodo dura en cinco o siete días y después el paciente se recupera”, describió Hozbor a Somos Télam.
Y continuó: “En algunos casos puede pasar a un estado más grave y entonces hay unas señales de alerta como dolor abdominal intenso, vómitos, sangrado en las encías, aparición de hematomas e irritabilidad; en esos casos hay que ir al médico de manera urgente”.
En algunos pacientes, cuando la fiebre disminuye, comienza un descenso de las plaquetas que puede durar hasta el día 10 desde el comienzo de síntomas. Este es el período más crítico porque puede haber sangrado.
También es frecuente el denominado rash, que es una erupción en diferentes partes del cuerpo y ardor en las palmas de las manos y la planta de los pies.
En relación a los efectos, al provocar una inflamación generalizada, puede afectar la función hepática, que normalmente se normaliza después de los quince o veinte días, y los casos más graves, aquellos conocidos como hemorrágicos, pueden traer consecuencias para diferentes órganos, entre ellos el sistema cardiovascular.
“Existen cuatro tipos de dengue que va del dengue uno al cuatro; si fuimos infectados con uno de estos serotipos la inmunidad contra ese es más duradera y con respecto a los otros serotipos dura mucho menos tiempo”, concluyó la investigadora.
Finalmente es importante destacar que antes la presencia de cualquiera de los síntomas mencionados no hay que automedicarse y se debe concurrir a un centro de salud.
Además de las acciones de prevención para evitar la cría de mosquitos (como eliminar recipientes con agua, cepillar los bordes de los bebederos de animales, etc.) , también es importante prevenir las picaduras del mosquito por lo que hay que usar siempre repelentes, utilizar ropa clara que cubra los brazos y las piernas, especialmente durante las actividades al aire libre y colocar mosquiteros en puertas y ventanas, cuando sea posible usar ventiladores o aire acondicionado en las habitaciones y utilizar repelentes ambientales como tabletas (interior) y espirales (exterior).