Nota de opinión por Daniel Symcha
El capital simbólico de un Pueblo, bajo la forma de bienes culturales (Cuadros, libros, diccionarios, instrumentos, maquinaria, etc.) es la huella o la realización de teorías o de críticas a teorías, sucesos, hechos y problemáticas en la historia de los Pueblos, con la forma de ver y sobrevivir en el mundo que tienen las comunidades.
La batalla por la memoria, por darle sentido a la historia, no es algo nuevo pero si son nuevos los métodos, la magnitud y la velocidad con que se opera en la actualidad sobre estos escenarios vinculados al desarrollo de las comunidades.
En Argentina, en ese campo, es de destacar la genial obra del escritor Ricardo Rojas a quien debemos nuestros conceptos de héroes en la cultura y la historia de nuestra Nación sobre todo a partir de la obra “Restauración nacionalista” desarrollada frente a los nuevos problemas derivados ya en 1900 de la “mundialización” (Hoy “globalización”), que en ese entonces se entendía que erosionaba al Estados y a la identidad nacional; frente al riesgo de la destitución simbólica en nuestra población, el Estado tomó una medida ejemplar.
Hoy, como ayer, tener el control sobre la construcción del relato histórico en todas sus formas es, de alguna manera, tener el control sobre el sentido de la historia; en el concepto del filósofo Cornelius Castoriadis, tener el control sobre el cumulo de significaciones imaginarias es tener el control sobre esquemas de significado a partir de los cuales entendemos la realidad y construimos el porvenir a partir de una homogeneidad de sentido dentro de las comunidades. Sin estos convenios sociales no podríamos constituirnos en comunidades, no podríamos afrontar y desarrollar esquemas de supervivencia y retrocederíamos a la época de los clanes.
A la carga contra la historia!
En 2003, durante la invasión a Irak, vimos en directo por televisión y repetido millones de veces como un soldado norteamericano tapaba la cabeza de una estatua cual prisionero de Guantánamo y un tanque Abrhams tirando de una linga de acero la derrumbaba. Hemos visto también en el año 2020 como en Boston, Miami, Virginia, San Francisco y Richmond (Estados Unidos) consideradas por activistas como símbolos del racismo, las estatuas de Cristóbal Colón fueron destruidas y también la de líderes del ejército confederado. La cadena de noticias CNN en el año 2022 afirmaba que al menos 40 estatuas de Cristóbal Colón fueron removidas en EE.UU.
Hechos similares con otras figuras de la historia sucedieron en plazas públicas de ciudades como Londres, Barranquillas, Bristol, Amberes, Bogotá y Bruselas.
En Argentina durante la revolución fusiladora de 1955, esculturas y bustos vinculados al Peronismo fueron absolutamente destruidos tal es el ejemplo de las diez estatuas gigantes de mármol de que coronaban el frontispicio de la sede de la Fundación Eva Perón, hoy Facultad de Ingeniería de la UBA en la Avda. Paseo Colón. Otro ejemplo de la virulencia del odio ha sido la destrucción del auditorio de Parque Centenario durante la misma revolución que favoreció el desarrollo de los intereses norteamericanos en nuestro país.
En otro contexto, acciones similares pero más espectaculares fueron la destrucción de los Budas de Bāmiyān por parte de los talibanes en Afganistán, la destrucción de Palmira en Siria y de al menos seis santuarios en Fallujah en Iraq por parte del ISIS entre otras tantas atrocidades.
En Letonia a principios del mes de abril del año 2007, un grupo de nacionalistas impulsó el retiro y traslado a un cementerio en las afueras de la ciudad de la estatua denominada “El Soldado de Bronce” creada por el escultor estonio Enn Roos y supervisado por el arquitecto Arnold Alas, que fue instalado por las autoridades soviéticas en 1947 y que originalmente se llamó “Monumento para los Libertadores de Tallin”. El monumento se erigió en honor a los soldados soviéticos vencedores de la Segunda Guerra Mundial.
El hecho generó tensiones en la población civil de habla rusa ya que el sentimiento por los héroes de la Gran Guerra Patria, como la denominan los rusos, era muy fuerte.
Desde distintos sectores de la sociedad se tomaron medidas para evitar el traslado. El día 26 de abril de 2007 la localidad letona se vio envuelta en dos días de disturbios y saqueos. En las jornadas una persona murió, 156 resultaron heridas y hubo más de 1.000 detenidos por las fuerzas de seguridad.
A partir de los hechos, el 27 de abril, Letonia comenzó a sufrir una serie de ataques cibernéticos, supuestamente rusos en apoyo a la población, en lo que se considera el mayor ataque de esas características. Las páginas web de las entidades bancarias, financieras, las de los medios de prensa y organismos gubernamentales colapsaron debido a niveles sin precedente de tráfico en internet. Esto afectó también a escuelas, cajeros automáticos, hospitales, aeropuertos, bancos, red de tránsito, centrales eléctricas, todo quedó fuera de funcionamiento por casi quince días. Letonia retrocedió a 1947. Actualmente los ataques cibernéticos se siguen realizando.
Anular los universos simbólicos
Dentro delsistema económico y social basado en la propiedad privada de los medios de producción, es decir el capitalismo, los procesos de dominio de unos pueblos sobre otros para lograr la supervivencia y los mejores estándares de vida tienen una ecuación basada en los costos y los beneficios.
Las Naciones se mueven por intereses y no por ideologías y las herramientas por debajo del umbral de la violencia armada militar para alcanzar los objetivos propuestos vinculados a esos intereses pueden ser la diplomacia, los acuerdos comerciales y la cooperación ya sea de forma bilateral o multilateral. Pero de manera encubierta también grupos políticos, organizaciones no gubernamentales, corporaciones económicas y financieras, fundaciones, etc.
Siempre los actos deliberados contra los símbolos de civilizaciones antiguas o religiones que representan hechos o personajes históricos de suma relevancia convirtiéndose, a modo de iconoclastía, es un estandarte de lucha contra un orden establecido ya sea social, estético o político, lucha que puede tener infinitas razones y miles de escenarios construidos para que se desarrolle la tensión y escalen los conflictos.
También hemos visto la vandalización de obras de Johannes Vermeer, Claude Monet, Vincent van Gogh, Pablo Picasso, Leonardo da Vinci, con la excusa de poner de manifiesto el cambio climático y la degradación del planeta utilizando en sus acciones una serie de productos de manufactura absolutamente industrial, con una vestimenta de producción industrial y sus correspondientes maquillajes producto de las industrias farmacéuticas y químicas.
Ahora bien, en todos los casos el objetivo son estructuras vinculadas a desarrollos culturales que nos han permitido llegar hasta estos días con los adelantos tecnológicos, científicos y médicos de los que gozamos actualmente lo cual es el resultado del proceso sedimentario del conocimiento y la comunicación que se fue desarrollando, en el caso occidental, desde hace más de 5000 años a un ritmo de crecimiento cada vez más veloz.
Y por casa como anda la cosa?
En el caso del eclecticismo cultural resultante del choque de los imperios nativos europeos con los imperios nativos americanos, hay un detalle que merece observemos con detenimiento y es la eliminación sistemática del otro y su universo simbólico.
La cultura anglosajona al desarrollarse en américa del norte contrariamente a la corriente hispánica, realiza la eliminación sistemática de las poblaciones nativas en su avance desde el Océano Atlántico hacia los territorios del oeste. Se eliminan poblaciones de carácter nómada las cuales se adaptaban a las características de los escasos recursos en esas tierras.
Podemos afirmar que la talasocracia británica (Es decir el gobierno a partir del dominio de los mares) en 1607 permitió que la Compañía de Londres estableciera una colonia permanente en América del Norte, Jamestown, para la producción de tabaco consolidándose para 1680 aproximadamente. El avance en el comercio, métodos financieros, banca y un cierto progreso técnico en la navegación, impresión y relojería en Gran Bretaña, permitió el comienzo del desarrollo de la revolución industrial aproximadamente para 1760 por lo cual las ya 13 colonias británicas en américa contaban con una cabal idea sobre la producción seriada.
A diferencia de los territorios conquistados por España a los imperios nativos de centro y sur américa los cuales ofrecían abundantes recursos y donde el mestizaje fue el común denominador, las 13 colonias debieron desarrollar capacidades de supervivencia en un contexto con recursos limitados desarrollando capacidades de producción propias e innovadoras.
Nacidos de un engranaje
La cultura estadounidense es una cultura forjada a partir de la revolución industrial y con un relato acorde. No es el maridaje de comidas americanas y vinos europeos, no es el resultado de la suma de los usos y costumbres de españoles y americanos con todo su universo simbólico de Dios o Viracocha. Es una cultura nacida del proceso material.
El proceso de destrucción sistemático de bienes culturales representativos de culturas ancestrales, sobre todo las centralizadas en el origen geográfico de las culturas occidentales en los últimos decenios donde se desarrolló un dominio unipolar, es parte de ese proceso de construcción de una cultura relacionada al proceso material donde en poco tiempo es factible la creación de un relato histórico apoyado por el desarrollo tecnológico y por la ingeniería cognitiva desarrollada a partir de los organismos multilaterales conformados a instancias de los poderes hegemónicos.
Este esquema no es una estrategia novedosa, ya Nelson Rockefeller lo implementó a finales de los años 30 del siglo XX, desde su Oficina de Asuntos Interamericanos y luego desde el Departamento de Estado norteamericano combinando arte, finanzas, economía, diplomacia y presión política para expandir e instalar el “sueño americano” y desplazar los intereses franceses y alemanes de Centro y Sur América.
Podríamos citar como acción directa sobre los intereses culturales argentinos fruto de aquellas políticas, el boicot a la venta de celuloide para la industria cinematográfica argentina y las facilidades de las empresas proveedoras para la industria mexicana la cual luego sufrirá un destino similar primando Hollywood en la producción de discurso audiovisual.
Cabe preguntarnos en la actualidad, y de acuerdo a los vertiginosos cambios en la industria de las comunicaciones, como encara nuestro Estado Nacional la defensa de los intereses nacionales comenzando por el campo del dominio cognitivo.
Daniel Symcha