Accidentes de tránsito: el combo fatal de alcohol al volante-muerte y la discusión por la Tolerancia Cero

Los siniestros viales son el principal motivo de muerte en Argentina entre las personas de 5 a 35 años. Iniciativas de “Alcohol Cero” se debaten tanto a nivel nacional como en Provincia y Ciudad de Buenos Aires. En este Informe Especial de Quántica Radio, qué produce el alcohol en los sentidos por más bajo que sea el consumo, qué pasa en los lugares donde ya funciona esta restricción y quiénes se oponen fervientemente.

Dos personas murieron y una chica resultó herida de gravedad por un triple choque sobre Avenida Circunvalación, en Córdoba. El joven de 27 años acusado de provocar el accidente se había grabado momentos antes tomando cerveza al volante. En Tigre, el conductor de 19 años de un Audi perdió el control del vehículo y se estrelló contra una columna metálica de señalización. Como consecuencia del impacto dos amigos suyos de 18 años murieron. Tenía 1,39 gramos de alcohol en sangre. En Lanús, dos hermanas de 22 y 26 años fallecieron tras impactar contra una columna a bordo de un auto de alta gama donde viajaban junto a otros tres jóvenes consumiendo bebidas alcohólicas. En la ciudad de Laprida se vivió una gran conmoción tras un accidente que acabó con la vida un muchacho de 20 años y dejó a tres amigos internados en diferentes estados de gravedad. Los jóvenes fueron embestidos por un Peugeot 306 en donde los ocupantes venían tomando alcohol con música a todo volumen. Todo quedó registrado en un video que ellos mismos grabaron previo al accidente fatal. Estos son algunos de los casos que ocurrieron en las últimas semanas y que tienen en común el combo trágico de alcohol al volante, alta velocidad y muerte. Los siniestros de tránsito son el principal motivo de muerte en Argentina entre las personas de 5 a 35 años, aún en pandemia. Por eso un debate necesario volvió a cobrar fuerzas: el de la “Tolerancia Cero”. Hay proyectos a nivel nacional, tanto como en Provincia de Buenos Aires y Capital Federal. Cuál es la incidencia del alcohol en los sentidos por más bajo que sea el consumo, las terribles estadísticas en el país, qué proponen las iniciativas, qué pasa en los lugares donde ya funciona esta restricción  y quiénes se oponen fervientemente a la misma y por qué.

Tristes estadísticas

Argentina ostenta uno de los índices más altos de mortalidad por siniestros de tránsito. Según la ONG Luchemos por la Vida, estos accidentes son la causa de 20 muertos por día (cerca de 7.000 al año), más de 120.000 heridos por año y pérdidas materiales anuales estimadas en U$S 10.000 millones. Estas cifras, tomando las estadísticas de 2019, que son similares a las de 2015, 2016, 2017 y 2018. “No se trata de números, sino de vidas humanas. De hombres, mujeres, jóvenes y niños, que vieron truncadas sus vidas a causa de un accidente de tránsito. Son proyectos, sueños, ilusiones y esperanzas muertas. Familias destrozadas. Es como si un avión de pasajeros cayera todas las semanas muriendo unas 130 personas cada vez. Y si así ocurriera, seguramente, no estaríamos tan tranquilos. Las autoridades tomarían graves y urgentísimas medidas de seguridad”, expresan desde la organización. Es que los siniestros de tránsito en el país son la primera causa de muerte en menores de 35 años, y la tercera sobre la totalidad de los argentinos; y las cifras de víctimas fatales llegan a ser 8 o 10 veces más que en la mayoría de los países desarrollados, en relación al número de vehículos circulantes.

Se toman las estadísticas de estos años porque, como es sabido, 2020 fue totalmente atípico. Si bien es cierto que las muertes en siniestros viales bajaron un 45% (según un informe de la Agencia Nacional de Seguridad Vial fallecieron 3.138 personas en siniestros), esto se debió a que el año pasado hubo una disminución histórica de la circulación en todo el país por el confinamiento. Las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Tucumán lideran la estadística de muertes en accidentes. Las víctimas fueron mayormente varones de entre 15 y 34 años; y, entre los diferentes tipos de usuarios, los motociclistas fueron los más afectados. Según los datos oficiales, hubo 660 víctimas fatales en la Provincia de Buenos Aires y 79 en la Ciudad Autónoma.

La década que pasó se llevó 70.000 personas fallecidas en accidentes de tránsito en el país. Mientras que a nivel internacional, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, cada año fallecen alrededor de 1,35 millones de personas como consecuencia de siniestros viales, mientras que alrededor de 50 millones de personas sufren traumatismos no mortales, de las cuales una porción registra alguna forma de discapacidad permanente.

Las causas son varias pero entre ellas se destaca el consumo de bebidas alcohólicas. “Un sólo vaso de vino, cerveza o whisky, limita la capacidad de conducción, ya que produce una alteración de los reflejos para conducir. Las bebidas alcohólicas hacen que las respuestas y las maniobras, ante cualquier eventualidad de la ruta o la calle, sean torpes y lentas. Embota los sentidos disminuyendo la capacidad de atención normal; genera una falsa sensación de seguridad que predispone a excesos de velocidad y a todo tipo de violaciones a las normas de seguridad en el tránsito. Y es falso suponer que el café o cualquier otro estimulante, anulan sus efectos nocivos. Por lo menos en uno de cada dos muertos en accidentes de tránsito en el mundo, está presente el alcohol”, sostienen desde Luchemos por la Vida.

En el 2019 la Agencia Nacional de Seguridad Vial publicó el estudio “Consumo de Alcohol y otras sustancias psicoactivas en siniestrados viales”, desarrollado a partir de la información recabada en las salas de emergencia de hospitales públicos. Según los datos relevados, 1 de cada 4 personas que ingresan a guardias hospitalarias por siniestros viales consumió alcohol durante las 6 horas previas al ingreso. En esta misma línea otro fenómeno que evidencia la mencionada investigación es que la gravedad de las lesiones aumenta en automovilistas y motociclistas que consumieron alcohol en las horas previas.

La sustancia más consumida de la Argentina prepandemia ya era el alcohol (en 2017 Argentina presentaba el primer consumo anual de alcohol puro per cápita de los países de América del Sur, con 9,1 litros por bebedor) y durante la cuarentena eso se acentuó. Con el aislamiento por el Covid-19 se produjo un aumento en la cantidad y la frecuencia de consumo de alcohol, principalmente en los adultos, según un estudio realizado por la Sedronar.

Proyectos “Tolerancia Cero”

Son varios los proyectos de ley que esperan ser tratados y que implicarían un gran avance en materia de prevención de siniestros viales. En este momento hay tanto a nivel nacional, como en la Provincia de Buenos Aires y en la Capital.

En la Argentina, el nivel de alcohol en sangre permitido varía según la provincia, aunque en la mayoría se establecen los siguientes parámetros: 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre para vehículos particulares; 0,2 para motocicletas; y 0 para transportes públicos y de carga. Con el apoyo del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, el Gobierno nacional impulsa la sanción de un proyecto de ley de “Tolerancia Cero” al consumo de alcohol al volante. El trámite empezó a dar sus primeros pasos hace semanas en la Cámara baja, de la mano del autor del proyecto, el diputado del Frente de Todos Facundo Moyano; y su cofirmante Ramiro Gutiérrez, que integra el Frente Renovador de Massa. Los legisladores habían puesto a punto la propuesta con el director de la Agencia de Seguridad Vial, Pablo Martínez Carignano, en conjunto con el fallecido ministro de Transporte, Mario Meoni; y la titular de Sedronar, Gabriela Torres.

La iniciativa conjunta abordará tres ejes centrales: 1) La modificación de la ley 24.788, “Ley Nacional de lucha contra el alcoholismo”, para incorporar como política de salud pública la conducción bajo los efectos del alcohol; 2) La modificación del Código Penal, para bajar la graduación alcohólica permitida a 0. Se incorporará el artículo 84 bis, que se refiere a los conductores alcoholizados que causen muertes, y el artículo 94 bis, para quienes causen lesiones. Además, se endurecerían las penas para quienes en ambos casos se den a la fuga; 3) La modificación de la Ley de Tránsito 24.449, para cambiar el artículo 48 y establecer alcohol cero al volante.

En el marco de la presentación del proyecto, Moyano, que desde hace tiempo viene trabajando en esta iniciativa, también se reunió con el Defensor de la Ciudad de Buenos Aires, Alejandro Amor, para sumar la adhesión del distrito a esta medida. En esa dirección, el año pasado la Defensoría del Pueblo de la Ciudad había presentado su propio proyecto ante la Legislatura porteña. A su vez, en Capital el legislador Eugenio Casielles (Consenso Federal) también presentó en los últimos días una iniciativa en sintonía con la propuesta que impulsa el Gobierno a nivel nacional. “Este tipo de tragedia concluye con la vida de niños, hombres y mujeres, sin lugar a la distinción, por lo que es fundamental establecer una normativa que sea ejemplificadora y clara. El rol pedagógico que tiene la ley no puede subestimarse”, señaló el legislador en los argumentos.

A su vez Moyano recibió a familiares de víctimas de siniestros viales de la zona Oeste, quienes forman parte de la agrupación “Estrellas amarillas” y lograron que en Moreno se reglamente el alcohol cero al volante, que entró en vigencia el pasado abril, convirtiéndose así en el primer municipio de la Provincia de Buenos Aires donde rige una ordenanza de este tipo.

Según declaraciones del subsecretario de Transporte bonaerense, Alejo Supply, la Provincia de Buenos Aires apoya la iniciativa de Alcohol Cero. “Hay una clara decisión del gobernador Axel Kicillof de trabajar de manera articulada la problemática de la seguridad vial. Trabajamos con diferentes organismos, fuerzas de seguridad, familiares de víctimas y civiles con el objetivo de hacerle frente a este flagelo”, expresó. En el mismo sentido, en la Legislatura provincial pronto se debatirá un proyecto de ley del estilo de la senadora bonaerense Claudia Rucci; y el diputado radical de Juntos por el Cambio en la Provincia Diego Rovella presentó otra iniciativa para bajar a cero el límite de alcohol permitido al conducir en todas las categorías.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) menciona que el consumo de alcohol al volante, incluso en cantidades menores, aumenta las probabilidades de protagonizar un incidente vial. La medida de tolerancia cero para todos los vehículos por igual ya se viene implementando en algunas provincias como Córdoba, Salta, Tucumán, Entre Ríos, Jujuy, Río Negro y Santa Cruz; en ciudades como Mar del Plata, Neuquén, Ushuaia, Río Grande y Posadas; y también en países de la región como Brasil, Paraguay y Uruguay.

Fuerte oposición

A pesar de las buenas intenciones, no será sencillo aprobar las iniciativas. El proyecto de ley nacional tendrá que sortear las resistencias de legisladores del oficialismo y de la oposición que decidieron cerrar filas detrás de la industria del vino. Desde un primer momento la propuesta fue rechazada por la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), que integran las 12 cámaras y asociaciones del sector. Rápidamente, los empresarios calificaron a la norma como “demagógica” y obtuvieron el apoyo de cerca de 50 legisladores nacionales y dirigentes locales de las provincias donde está arraigada la actividad, como Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca y Río Negro. Entre los detractores figuran diputados del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio, entre ellos el ex presidente del Partido Justicialista, José Luis Gioja, el titular de la UCR, Alfredo Cornejo, y el presidente del PRO de Mendoza, Omar de Marchi.

Según el presidente de la Coviar, José Alberto Zuccardi, con la “tolerancia cero” además de generar “un gran perjuicio para las provincias vitivinícolas” y afectar el desarrollo del turismo y la gastronomía en todo el país, “se alimentará un mal silencioso pero creciente en la Argentina: la ingesta de bebidas industriales edulcoradas con productos nocivos para la salud como el jarabe de maíz de alta fructuosa”. “¿Quién responde por los problemas de obesidad y el deterioro de la salud de las familias argentinas?”, expresó en una nota de opinión sobre el tema. Y agregó que la OMS sugiere el límite de concentración de alcohol en sangre en 0,5 g/l como una forma de contribuir a reducir considerablemente los siniestros viales, ya que “efectivamente existe una relación directa entre consumo de alcohol y siniestralidad en la que ‘el riesgo objetivo se despega del eje horizontal a partir de una concentración de alcohol en sangre mayor a 0,5 g/l’”.

El diputado Gioja recordó que es la “quinta o sexta vez me toca enfrentar proyectos de esta naturaleza”. “Con el pretexto de la seguridad, donde todos estamos de acuerdo, estamos perjudicando a una industria que tiene que ser próspera y fuente de trabajo y desarrollo para las provincias”, sostuvo. Marisa Uceda, del Frente de Todos de Mendoza, consideró que la “tolerancia cero es inaplicable y no existe porque es imposible calibrar un alcoholímetro para que de cero”. Mientras que Cornejo aseguró que “está comprobado que en ningún caso la tolerancia cero ayudó a bajar la siniestralidad vial”.

Luchemos por la Vida

Sin embargo, el director ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, Pablo Martínez Carignano, salió a desmentir estos argumentos. Sobre que «el 0 no se puede medir«, el especialista explicó que los alcoholímetros oficiales tienen un margen de error de 0,01 (diez veces menos que el primer registro de alcohol que indica el aparato, que es 0,1). “Sostener este argumento para descalificar el procedimiento es como rechazar los análisis de ADN porque su precisión es del 99,9%. Hace 25 años que Argentina tiene Alcohol Cero para camioneros, colectiveros, taxistas, remiseros, conductores de ómnibus y ambulancias. ¿Por qué nunca se usó este argumento para ellos?”.

En cuanto a que «el Alcohol Cero no produce cambios en la seguridad vial», “esta opinión se choca con los registros de las provincias que tienen tolerancia cero: en todas ellas se ha acreditado la caída de la presencia de alcohol en los siniestros viales graves. En Uruguay, la Organización Panamericana de la Salud da cuenta de un descenso similar. Asimismo, de las decenas de miles de conductores testeados en el Programa Alcoholemia Federal surge claramente que en las provincias con alcohol cero hay muchos más casos de alcoholemia cero en los controles que en las que tienen 0,5, lo que indica el acatamiento a la norma por parte de la población”, sostuvo Martínez Carignano. En este sentido cabe destacar que, por ejemplo, en la ciudad de Neuquén esta medida, junto a otras implementadas, logró reducir un 75% las muertes por siniestros viales entre 2015 y la actualidad; y en Córdoba, en la última década se logró disminuir un 30% los casos de muertes en siniestros viales (cuando en igual período creció 100% el parque automotor provincial).

Mientras que el funcionario concluyó que no hay evidencia para afirmar que la medida pueda afectar a la industria del vino, y puso como ejemplo el caso de Uruguay, donde tras 4 años de Tolerancia Cero, el presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Ricardo Cabrera, afirmó que «no sería real decir que ha bajado el consumo«, para luego difundir que en 2020 «el consumo interno de vino aumentó un 13%».

En cuanto a la afirmación de que conducir con menos de 0,5 de alcohol es seguro, numerosos estudios y especialistas no están de acuerdo. El alcohol, aunque es culturalmente aceptado, es un tóxico depresor del sistema nervioso central. Ya desde las primeras copas, y aunque la persona no lo note, embota los sentidos, altera la percepción y disminuye la capacidad de atención. Según el jefe de Toxicología del Hospital Fernández, Carlos Damin, “siempre produce efectos en cualquier concentración sobre el sensorio, es decir el estado de consciencia de las personas. Incluso la ley actual marca que 0,2 gramos por litro es lo permitido para un conductor de motocicleta porque con 0,3 la persona empieza a dejar de tener equilibrio. Por lo tanto los reflejos se ven disminuidos, la capacidad de reacción se ve afectada, la velocidad en esa reacción, entre que una persona percibe el riesgo o el peligro y acciona por ejemplo el freno, está demorado por el alcohol. Por este motivo es indispensable que la alcoholemia sea cero al conducir un vehículo”. “A medida que la concentración del alcohol va aumentando en sangre, el efecto sobre el sistema nervioso central es mayor y siempre es depresivo. Deprime el sistema nervioso en cualquier concentración y a medida que aumenta la depresión es mayor. Superando el 0,5 los reflejos empiezan a estar con grandes dificultades, después produce somnolencia y por último genera la no capacidad de reacción y percepción del riesgo y del peligro”, pormenorizó a Infobae Damin.

De acuerdo al especialista, otro de los problemas importantes que produce el alcohol es la sensación de seguridad: una persona con baja concentración de alcohol tiene la sensación de que está haciendo todo bien. “Hay muchos test neurocognitivos que demuestran que una persona con baja concentración de alcohol consumido cree haber hecho todo bien y comete muchos errores en ese hacer. Esa falsa sensación de seguridad que da el alcohol es lo que hace que aumente la velocidad de conducción, que aparezcan las maniobras intempestivas, de riesgo, que se tienen y evidencian en los accidentes cuando finalmente ocurren. Incluso con bajas concentraciones de alcohol, el juicio crítico está alterado y la capacidad de dimensionar por ejemplo sobrepasar a otro auto, dimensionar la velocidad y distancia, también se encuentran alterados en alguien que consumió alcohol”, concluyó el toxicólogo presidente de Fundartox.

Otro punto que destacan varios profesionales es que cuando se tolera hasta el 0,5 la persona está midiendo cuánto puede tomar para que no se lo sancione, lo cual genera especulaciones y recomendaciones acerca de la cantidad que cada uno puede beber sin superar el límite permitido, poniendo en cada conductor el discernimiento sobre su aptitud tras haber bebido.

Sin dudas, como lo reflejan las estadísticas y las terribles historias de muertes evitables día a día, conducir bajo los efectos del alcohol trae consecuencias negativas, tanto para los conductores como también para sus acompañantes, los pasajeros de otros vehículos y para los peatones. No solo es importante que se traten todos estos proyectos de ley sino que haya controles efectivos y continuos para detener y sancionar a quienes ponen en peligro su propia vida y la de los demás y así comenzar a frenar lo que la referente de la asociación Madres del Dolor, Viviam Perrone, denomina la “pandemia vial silenciosa”.

Quántica Medios

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